miércoles, 11 de abril de 2012

Critica de una exposición de arte


Entras y caminas por un pasillo poco iluminado. Al fondo, una pared vibrante, pintada de rojo. Nos acercamos a la pared apasionante, y podemos identificar el nombre de la exposición, “Picasso, el eterno femenino.” Esta exposición contiene 66 grabados de Picasso, efectuados entre los años 1927 y 1964. Estos trabajos de Picasso, provenientes de la Fundación Picasso (Museo Casa Natal—Ayuntamiento de Málaga), se muestran en la Fundación Canal de Madrid, desde el dos de febrero hasta el ocho de abril.  

            La  reverencia y admiración que Picasso le tenía a la mujer se traslada a sus obras, como se ve en esta exposición. La mujer es una de las pocas figuras constantes en su trabajo vanguardista y, por lo tanto, esta exposición es el “homenaje” de Picasso a la mujer, con obras que muestran las influencias barrocas, renacentistas, y cubistas. Catorce secciones dividen los grabados en las formas que Picasso admiraba, veía, y representaba a la mujer. Las salas combinan estas secciones en una forma que refleja la creatividad de Picasso. En unas de las salas, por ejemplo, hay un espejo con el nombre de tres secciones: “La Mujer Sentada, Divino Tesoro, y Misterio y Silencio.”  Cuando lees el nombre y la explicación de cada sección, puedes ver al fondo las obras que describen. El espejo también da la impresión de no solo ser espectador, sino también de formar parte de la exposición. No solo estás viendo las obras, sino que también te transformas encontrando tu puesto, como una de las mujeres de Picasso.

            En una de las secciones, “La herencia del Renacimiento,” está la obra “Jacqueline de perfil” (Busto de mujer con blusa blanca). Opino que esta figura demuestra el talento de Picasso, el poder usar tres distintos estilos de pintura en un cuadro. Si empezamos con la cara de Jaqueline, es una cara idealizada, al estilo renacentista. El ojo izquierdo es bello y grande. La ceja que acompaña el ojo, define todavía más la belleza de la mirada de la última esposa de Picasso. Pero de pronto cambia de estilo. Nos fijamos en la nariz y en vez de ser una nariz delicada como el resto de la cara, es triangular, apuntada con líneas diagonales. La parte derecha de la cara no tiene un filo fluido; el resto de la cara está dibujada con líneas muy rectas, y menos realistas. Se van moviendo tus ojos hacia el borde de la obra, mirando la blusa blanca, con listas y pelotas redondas y de pronto llegamos a sus manos. Los dedos de las manos no son realistas, sino grandes y poco definidos por Picasso, al estilo cubista.  Te separas del cuadro un momento. Lo miras de nuevo y de repente te fijas en el fondo oscuro, y la cara y blusa iluminada—“Jacqueline de perfil,” también puede ser un grabado al estilo baroco.            

            Ver un trabajo de Picasso siempre es una experiencia, pero estos grabados de Picasso, te hacen ver que es un verdadero maestro del arte. Picasso es capaz de todo, y esta exposición lo demuestra.  

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